GAMA DE OCRES.
GRUPO 12
ESTHER GONZÁLEZ, ALFONSO FERNÁNDEZ, MARÍA FERNÁNDEZ, ANAELL ROJAS Y CARLOS FERNÁNDEZ-MONZÓN
ARANJUEZ TARDE
La verdad es que, aunque pareciera fácil, me resultó bastante complicado encontrar imágenes que se adecuasen. Para empezar sólo he visitado los museos de arte contemporáneo de Madrid y algún otro por España, pero no como para conocerme al dedillo todas las obras que tengan, y menos si hay alguna construida con ocres. Así que reduje la búsqueda al Museo Municipal de Arte Moderno de Madrid, Reina Sofía, Thyssen, IVAM y Guggenheim. Tuve bastante indecisión, ya que creía que se consideraba de suma importancia la procedencia de las obras, así que me vi obligado o quitar un par de obras que me hubiera gustado dejar por no estar seguro de si el Thyssen era puramente de arte moderno, ya que tiene obras a partir del siglo XVII. Luego me arrepentí porque vi que había quienes llevaban obras del Thyssen y hasta del Prado.
Estuve urgando en sus colecciones y exposiciones y por suerte encontré obras bastante interesantes. Escogí algunas del siglo XX y otras de hace unos años.
Todas ellas me parecieron buenos ejemplos de ocres. Tenían bastante riqueza tonal o tenían alguna relación con el ocre.
Cabeza de niña II de Amaya Bozal. Se encuentra en el Museo Municipal de Arte Moderno de Madrid. Está fechada en 2007 y es la más reciente de las que cogí. Lo que me atrajo de esta obra era lo difusa y difuminada que estaba la supuesta figura protagonista. Que, de hecho, la forma borrosa, (que hace parecer que hay un velo o un filtro delante de la obra), hace más protagonista al propio material y su modo de empleo que a la cara que ocupa casi todo el formato. No es verdaderamente figurativa ni verdaderamente abstracta. Está en esa línea en que las formas y las texturas están en el aire. El espectador es quien termina y remata la obra al observarla. Él la completa. Un acto muy impresionista.
Metrópolis, de Paul Citroën, se encuentra en el museo IVAM, Instituto Valenciano de Arte Moderno y es de 1923. Tiene la temática propia de este tiempo. Ese aire moderno y cosmopolita de principios del XX, tan vanguardista y decorativo. Es como una oda al lujo y al desarollo tecnológico y social. Alaba la belleza y el desorden de una ciudad. Un caos laberíntico de edificios, calles, coches y ruido. Puro ajetreo que se refleja muy bien a base de cortes angulosos e imágenes sacadas de revistas y postales con el mismo tema. Las une desunidas. Es una superposición de planos yuxtapuestos, y añade algunos tonos ocres con transapaencia que terminan de reflejar la imagen del artista de una metrópolis.
Desnudo de Salvador Dalí en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía. Realizado en 1924, ingresó en el museo en 2003. Está hecho en óleo sobre cartulina y se trata de un estudio anatómico, de desnudo y color construido a base de tonos tierra y ocres. Se reconoce el estilo de Dalí en las formas, colores y contornos. En la turgencia de las figuras del cuerpo femenino y el realismo de la luz y la atmósfera. En cómo está aplicada la pintura. Con sumo cuidado. Sinceramente lo que más me gusta de esta obra es que esté inacabada. Que el detalle varíe de unas zonas a otras y no sea relamida y perfeccionista.
Serie "Shungas" de Fernando Bellver. 1952. Un grabado de una serie que tiene como tema los "shungas", que son las antiguas ilustraciones eróticas japonesas. Se encuentra en el Museo Municipal de Arte Moderno de Madrid. Probablemente sea serigrafía, dada la planicidad de los colores, sin apenas matices. La única técnica de grabado que permite esta limpieza, sin textura ni manchas o irregularidades, es la serigrafía. Se compone casi completamente por tonos ocres conformando un formato circular. Carece de matices, pero encontramos muchos ocres diferentes por cada plano estampado de las telas que superpone y yuxtapone, formando esa maraña. Contornos muy definidos.
La Materia del Tiempo, de Richard Serra, está expuesta desde 2005 y se encuentra en el Museo de Arte Contemporáneo Guggenheim de Bilbao. Es una instalación construida en acero representando una metáfora del tiempo en todas sus formas. Habla del tiempo como algo perenne, pero a la vez dúctil y maleable en muchos aspectos. Muy conceptual. Su llamativo color óxido también puede hacer referencia simbólica con respecto al tiempo.
Y por último, estas son las obras de Lucian Freud y Rothko que me hubiera gustado meter pero no me atreví por no estar seguro de si sus museos de procedencia se aceptarían como museos de arte contemporáneo o no.
Me encanta Lucian Freud, con ese trazo grueso y pinceladas densas y de distintos tamaños. En tonos ocres, con luces contrastadas, como si los sujetos tuviesen un foco ardiente cerca que enrojece sus pieles y saca a relucir la rugosidad de sus poros. Con tanta fuerza visual, se autorretrata de todas las maneras posibles, siempre dentro de su estilo super expresivo. Tiene cosas propias de un impresionismo avanzado, pero sobre todo expresionistas. Es un artista atípico al margen de "ismos", movimientos y tendencias, pero sin embargo se aprecian pequeñas referencias visuales. Perturbador e inquietante. Él mismo decía que la tarea del artista es incomodar a los seres humanos.
Autorretrato de 1993.
Y Mark Rothko. Esta obra sin título se encuentra en el museo Thyssen-Bornemisza, en una sala llamada "Reflexiones". Es una obra de expresionismo abstracto pintada en óleo y basada en la superposición de planos de color que interaccionan. Predomina el ocre anaranjado sobre los marrones.
La obra de Rothko hace referencia a la necesidad de que sea el propio espectador el que construya su significación. El espectador la termina con su opinión y visión personales. Rothko definía su arte como algo vivo, ya que no va a dejar indiferente o insensible al espectador, el cual se identificará con la obra o la rechazará. Sólo pretendía expresar las emociones humanas elementales, como la melancolía o el amor.
PELÍCULAS EN LAS QUE PREDOMINEN LOS OCRES.
Nada más decirnos que investigaríamos sobre los ocres se me vino a la cabeza la película 300, que es una americanada y se pasa la mitología y la historia por el arco del triunfo, pero visualmente merece ser comentada: Resulta sorprendente que su fotografía se compone casi completamente por tonos naranjas y marrones. Ésto acentúa su dramatismo, propio de una trama bélica y de acción.
En Mad Max pasa algo parecido, solo que el hecho de que su fotografía se componga de tonos cálidos no es un efecto de postproducción, sino que inevitablemente resulta así al estar, la mayoría de sus secuencias, rodadas en desiertos con escenas persecutorias llenas de arena, fuego y explosiones.
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